Vamos a denunciar las muchas formas de crueldad contra los perros como mascotas. Incluso los animalistas practican estos comportamientos peor que dañinos, crueles, contra sus propias mascotas. Por ejemplo, castrar a los machos y a las hembras. He oído alguna justificación como “si extirpamos los testículos, su perro no tendrá cáncer de testículos”.
Los animalistas auténticos —los que tienen a sus perros en casas de campo, con espacio, árboles, tierra y libertad— no necesitan castrarlos para controlar su comportamiento. Ellos saben que un perro necesita correr, explorar y oler, no vivir encerrado entre paredes y sometido a mutilaciones preventivas para no molestar al vecino. La castración sistemática solo tiene sentido cuando el entorno humano ya ha fallado.
