Ricardo Higa Mitsuya torero originario de Okinawa y nacido en Perú
Ricardo Higa Uyehara, conocido artísticamente como Mitsuya, fue un personaje singular en la historia de la tauromaquia: el primer torero de origen japonés del mundo. Nacido en 1938 en Puerto Supe, Perú, y fallecido el 12 de abril de 2020 en Lima, Perú, a los 82 años, Mitsuya combinó su herencia nikkei (descendiente de japoneses) con una pasión inquebrantable por el toreo, una profesión que lo llevó a codearse con figuras destacadas en Perú, España y más allá.
Su vida refleja una mezcla única de culturas, desafíos personales y una trayectoria marcada por la perseverancia frente a los prejuicios. A continuación, se presenta una biografía detallada con fechas relevantes y su conexión con Japón, España y otros contextos internacionales.
Orígenes y primeros años
Ricardo Higa Mitsuya nació en 1938 en Puerto Supe, una localidad costera al norte de Lima, Perú. Sus padres, inmigrantes japoneses provenientes de Okinawa, se establecieron en el Perú a principios del siglo XX, como parte de la ola migratoria japonesa que llegó al país tras la apertura de relaciones diplomáticas en 1873. La familia Higa se trasladó pronto al Callao, el principal puerto de Lima, donde se dedicaron al comercio de leche en los establos de Maranga. Este entorno urbano y multicultural marcó la infancia de Mitsuya, quien creció en un hogar donde las tradiciones japonesas convivían con la realidad peruana.
Desde niño, Mitsuya mostró un interés inusual por la tauromaquia, una pasión poco común en la comunidad nikkei. En la lechería familiar, los clientes, muchos de ellos aficionados a los toros, dejaban revistas y folletines taurinos que el joven Ricardo coleccionaba con devoción. Estas publicaciones, llenas de imágenes y crónicas de corridas, encendieron su imaginación, a pesar de la oposición de su madre, quien llegó a quemar sus colecciones en un intento de disuadirlo. Sin embargo, la determinación de Mitsuya fue más fuerte: recuperaba los folletines o los recompraba, forjando su sueño de convertirse en torero.
La conexión con su herencia japonesa era profunda. Sus padres, oriundos de Okinawa, le transmitieron valores como la disciplina y el respeto, pero también enfrentaron las dificultades de ser inmigrantes en el Perú, especialmente durante la Segunda Guerra Mundial. Un episodio significativo de su infancia ocurrió entre 1942 y 1945, cuando Mitsuya, de 12 o 13 años, estuvo a punto de ser deportado a un campo de concentración en Texas, EE. UU., junto con su tío Rensuke, quien producía chicha en el Callao. La deportación de japoneses y sus descendientes fue una medida del gobierno peruano, aliado de EE. UU., que consideraba a los nikkei “enemigos potenciales”. Rensuke se entregó a las autoridades para ser deportado con su familia, y Mitsuya, fascinado por las películas de vaqueros, vio el viaje como una aventura. Sin embargo, el plan no se concretó, ya que Rensuke zarpó en el último barco de deportados, dejando a Mitsuya en Perú. Este episodio, narrado por el propio Mitsuya décadas después, revela su conexión con la diáspora japonesa y los desafíos de la comunidad nikkei en el contexto de la guerra.
Inicios en la tauromaquia y debut en Acho (1950s–1961)
A pesar de la reticencia de su familia, especialmente de su madre, Mitsuya persistió en su vocación taurina. Para complacer a sus padres, estudió periodismo en Lima, una carrera que le permitió mantenerse conectado con el mundo cultural y, más tarde, le abrió puertas en el ámbito de la prensa nikkei. Sin embargo, su verdadera pasión era el toreo. En sus horas libres, coleccionaba monedas y soñaba con torear en plazas como Las Ventas en Madrid. Fue el novillero peruano Fermín Borja, “El Espontáneo”, quien lo guió hacia una escuela taurina, donde Mitsuya obtuvo el grado de maletilla, un aprendiz de torero que busca oportunidades en los ruedos.
Mitsuya comenzó su carrera como novillero en los pueblos del interior del Perú, donde enfrentó pequeños cosos y públicos exigentes. Según él mismo relataba, toreó en plazas como Chota, donde afirmó haber cortado apéndices, aunque algunas crónicas cuestionaban la veracidad de estas hazañas. Su gran oportunidad llegó el 2 de abril de 1961, cuando debutó como novillero en la Plaza de Acho, la más antigua de América, ubicada en Lima. Este evento fue un hito no solo para Mitsuya, sino para la comunidad japonesa en el Perú, que lo apoyó con entusiasmo. La colonia nikkei organizó un “tanomoshi” (una colecta tradicional japonesa) para financiar la promoción del espectáculo, y se colocaron carteles en las bodegas del Callao. El paseíllo fue memorable: un grupo de mujeres nikkei desfilaron como geishas, ataviadas con kimonos, dando un aire exótico a la corrida. Mitsuya alternó con los toreros Adolfo Rojas “El Nene” y José Scotto, lidiando novillos de las ganaderías Huando y El Pinar.
En su debut, Mitsuya mostró temple y habilidad en los lances y naturales, ganándose ovaciones por su faena tranquila. Sin embargo, su talón de Aquiles fue la espada: erró seis veces al intentar matar a su primer toro, lo que provocó gritos desde el callejón, como el del maestro Alejandro Montani, “El Sol del Perú”, quien exclamó: “¡Chino, estás loco!”. Mitsuya respondió con humor: “¿Qué quieres? ¡Es el primer toro que mato!”. A pesar de los fallos, su actuación con el sexto novillo fue más acertada, despachándolo con media estocada y recibiendo una ovación final. Este debut marcó su consagración como el primer torero nikkei y fortaleció su conexión con la comunidad japonesa, que vio en él un símbolo de integración y valentía.
Triunfos en Perú y viaje a España (1962–1964)
El 1 de abril de 1962, Mitsuya logró un éxito significativo en Lima, saliendo a hombros en la Plaza de Acho tras una faena destacada, aunque nuevamente falló con la espada. Este triunfo le dio el impulso para viajar a España, el epicentro mundial de la tauromaquia, con el objetivo de convertirse en matador de toros. Su llegada a España en junio de 1962 fue posible gracias al apoyo de Manuel Mejías Rapela, “El Papa Negro”, una figura legendaria del toreo que lo acogió en su casa en la calle General Mola 3, Madrid. La familia Bienvenida, a la que pertenecía El Papa Negro, lo adoptó como protegido, brindándole entrenamiento y oportunidades en los ruedos españoles.
En España, Mitsuya toreó como novillero en plazas de provincia, enfrentándose a los prejuicios de quienes veían con escepticismo a un torero de origen japonés. Su estilo, descrito como “kamikaze” al entrar a matar, reflejaba su valentía, aunque la espada seguía siendo su debilidad. El 12 de julio de 1964, debutó en España en un festejo picado, y el 18 de julio de 1964, toreó en la plaza de Vistalegre en Madrid, alternando con Jesús Laderas y Pedro Herranz “Mandriles” en una corrida con reses de Víctor y Marín. Su actuación fue premiada con una vuelta al ruedo, consolidando su reputación como un torero exótico pero capaz.
Durante su estancia en España, Mitsuya también incursionó como actor secundario en películas rodadas en Almería, un centro de producciones cinematográficas en los años 60. Interpretó roles menores como “el japonés”, “el esclavo malayo” o “el mayordomo”, compartiendo escena con estrellas como Ava Gardner, Claudia Cardinale, Henry Fonda, Charlton Heston, Orson Welles y Charles Bronson. Estas experiencias, aunque breves, ampliaron su conexión con el mundo del espectáculo y reforzaron su imagen como un aventurero que trascendía fronteras culturales.
Doctorado y regreso a Acho (1970)
El momento cumbre de su carrera llegó el 28 de agosto de 1970, cuando tomó la alternativa como matador de toros en la plaza de Ondara, Alicante, España. La ceremonia fue apadrinada por Sebastián Palomo Linares, una de las grandes figuras del toreo, con Julián García como testigo, y toros de la ganadería de Manuel Zaballos. Este hito convirtió a Mitsuya en el primer torero japonés en alcanzar el rango de matador, un logro que resonó tanto en España como en la comunidad nikkei de Perú.
Tras su doctorado, Mitsuya regresó a Perú para debutar como matador en la Feria del Señor de los Milagros en la Plaza de Acho, el 13 de noviembre de 1970. Alternó con Francisco Rivera “Paquirri” y José Luis Parada, lidiando toros de La Huaca. Sin embargo, la corrida fue agridulce: al entrar a matar a su primer toro, Mitsuya pinchó y fue cogido, sufriendo una grave herida en la zona escrotal que lo obligó a retirarse a la enfermería. Paquirri, el torero más antiguo del cartel, se hizo cargo de su lote, cortando orejas al toro que cerró plaza. Esta fue la única presentación de Mitsuya como matador en Acho, marcando un punto de inflexión en su carrera taurina.
Se retiró en 1979, después de haber toreado en más de mil corridas en todo el mundo. En España, Mitsuya se convirtió en uno de los primeros toreros latinoamericanos en destacar en el ámbito internacional. También participó en corridas en México, Venezuela y otros países de América Latina. A lo largo de su carrera, Higa Mitsuya toreó junto a algunos de los toreros más famosos de su tiempo, como Paco Camino, Curro Romero y Antonio Ordóñez. En España conociò a grandes actores y actrices de fama mundial como Ava Gardner, Claudia Cardinalle, Henry Fonda, Charlton Heston, Orson Wells y Charles Bronson, entre otros.
Ricardo Higa Mitsuya pudo desarrollar una incipiente carrera como actor, en películas junto con Charles Bronson; también hizo de mayordomo en una cinta de Orson Wells y hasta de esclavo malayo en Krakatoa de Bernard L. Kowalski. También intervino en 55 días en Pekín dirigida por Nicholas Ray y protagonizado por Ava Gardner y Charlton Heston.
Carrera periodística y vida posterior (1970s–2020)
Tras el percance en Acho, Mitsuya redujo su actividad como torero y se enfocó en su carrera como periodista, una profesión que le permitió mantenerse activo en la comunidad nikkei. Dirigió el diario Perú Shimpo, el principal medio de la colectividad japonesa en el Perú, y la revista El Nisei, dedicada a los descendientes de inmigrantes japoneses. Bajo el seudónimo “Tres Flechas”, escribió columnas quincenales en Perú Shimpo, destacándose por su narrativa precisa y emotiva. También fue Secretario General de la Unión de Matadores de Toros y Novillos del Perú, consolidando su legado en el ámbito taurino.
Mitsuya vivió entre Lima y Madrid, manteniendo su conexión con España. En la Casa de Campo de Madrid, se le veía ocasionalmente dando consejos a jóvenes toreros, quienes a veces lo confundían con un turista curioso hasta que revelaba su experiencia con El Papa Negro. Su humildad y discreción eran características que resaltaban quienes lo conocieron.
En sus últimos años, Mitsuya residió en una casa de reposo en el Callao, donde seguía leyendo los periódicos diarios y recordando su vida como torero. Falleció el 12 de abril de 2020, Domingo de Resurrección, a los 82 años, dejando un legado como un símbolo de integración cultural. Su sobrino, el periodista Enrique Higa, lamentó no haber registrado todas sus historias, pero destacó su papel como depositario de la memoria familiar nikkei.
Conexión con Japón, España y otros países
Japón: La herencia okinawense de Mitsuya fue un pilar de su identidad. Su nombre japonés, Mitsuya, significa “éxtasis pleno”, reflejando la intensidad de su carácter. La comunidad nikkei en el Perú lo apoyó fervientemente, organizando eventos como el desfile de geishas en su debut en Acho. Su trabajo en Perú Shimpo fortaleció los lazos culturales entre Japón y la diáspora peruana, y sus escritos promovieron la amistad peruano-japonesa, como en su artículo sobre el Día de la Amistad Peruano-Japonesa (3 de abril). La experiencia de su familia durante la Segunda Guerra Mundial, incluyendo la casi deportación a EE. UU., conecta su historia con las luchas de los inmigrantes japoneses en América Latina.
España: España fue el escenario donde Mitsuya alcanzó la cima de su carrera taurina y amplió su horizonte cultural. Su relación con El Papa Negro y Palomo Linares, así como sus actuaciones en plazas como Vistalegre y Ondara, lo integraron al mundo del toreo español. Su incursión en el cine en Almería lo vinculó con la industria del espectáculo europea, y su vida entre Madrid y Lima refleja una conexión transatlántica.
Otros países: Aunque su carrera se centró en Perú y España, Mitsuya tuvo un impacto simbólico en la comunidad nikkei global. Su historia, publicada en medios como Discover Nikkei, resonó en países con diásporas japonesas, como EE. UU. y Colombia. Su breve contacto con la industria cinematográfica lo conectó indirectamente con Hollywood a través de actores como Charles Bronson. Además, su casi deportación a Texas durante la Segunda Guerra Mundial lo vincula a la historia de los campos de concentración en EE. UU.
Legado
Ricardo Higa Mitsuya, “Mitsuya”, fue mucho más que un torero: fue un puente entre culturas, un luchador que desafió los prejuicios y un narrador de historias que preservó la memoria nikkei. Su vida, marcada por la valentía y la pasión, lo convirtió en un ícono de la integración peruano-japonesa. Aunque su carrera taurina fue breve y accidentada, su impacto perdura en la tauromaquia y en la comunidad nikkei, recordándonos que el arte y la determinación no conocen fronteras.
*Actualizado 20 de mayo de 2025
Ricardo Higa Mitsuya torero originario de Okinawa y nacido en Perú
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Ricardo Higa Mitsuya torero originario de Okinawa y nacido en Perú
Última edición por El_Estudiante el Mar May 20, 2025 2:56 pm, editado 3 veces en total.
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Re: Ricardo Higa Mitsuya torero originario de Okinawa y nacido en Perú
Los maravillosos toreros originarios de Japón, de Rusia, de Polonia, Hungría, Siria... merecen más que un aplauso. Un reconocimiento internacional y cada año. En especial los que son originarios de países no taurinos.
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Re: Ricardo Higa Mitsuya torero originario de Okinawa y nacido en Perú
Todos los toreros de origen extranjero -de países no taurinos- merecen un homenaje
Re: Ricardo Higa Mitsuya torero originario de Okinawa y nacido en Perú
Ricardo Higa Mitsuya toreó en Lima su debut como torero en Acho fue de impacto. "Mi primera corrida en Acho fue el deshueve. El toro me corneó. La cornada atravesó el escroto. Tuviste suerte, me dijo el médico de la plaza, el cuerno chocó en el ilíaco. Si no te partía, cruzaba las arterias y en un ratito te desangrabas. En la enfermería me desmayé. Nunca me dieron otra oportunidad", dijo. Fue la tarde del domingo 13 de noviembre de 1970. Compartía cartel con Francisco Rivera 'Paquirri', quien tuvo que hacerse cargo del lote completo de su alternante herido, desorejando a su toro.
Vivan los toreros valientes.
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