Emilia Pardo Bazán, escritora y pionera: La luz, el color, el ruido, la animación mágica... los toros
Publicado: Dom May 12, 2024 12:25 pm
Emilia Pardo Bazán: La luz, el color, el ruido, la animación mágica... los toros
En 1921, tal día como hoy, falleció doña Emilia Pardo Bazán y de la Rúa-Figueroa, que fue condesa, escritora, periodista y pionera del feminismo; y aficionada a los toros. (La Coruña, 1851-Madrid, 1921). Su vida fue un crisol de literatura, activismo y enseñanza, enmarcada en una época donde la voz femenina buscaba resonar con fuerza en un mundo dominado por hombres.
Desde temprana edad, Emilia mostró un interés profundo por las letras, influenciada por su padre, quien alentó su educación y le facilitó acceso a una vasta biblioteca que sería la envidia de cualquier intelectual de su tiempo. Esta base sólida la propulsó a convertirse en una figura central de la literatura española y en una defensora acérrima de la igualdad de género.
Como novelista, periodista y eventualmente como catedrática de literatura, su obra reflejaba su compromiso con los temas de su tiempo, especialmente la lucha por los derechos de la mujer. En 1910, su influencia fue crucial para permitir la admisión de mujeres en la universidad española, un logro monumental en su carrera como consejera de Instrucción Pública bajo el gobierno liberal de José Canalejas. Pardo Bazán rompió barreras en numerosos frentes: en 1905 se convirtió en la primera mujer admitida como socia en el Ateneo de Madrid, y en 1916, hizo historia al ser nombrada la primera catedrática de literatura en España. Estos logros no solo subrayan su excepcional capacidad académica sino también su perseverancia ante las estructuras patriarcales de su época.
Su vida personal estuvo marcada por un romance apasionado con el también escritor Benito Pérez Galdós. La correspondencia entre ambos, llena de fervor y complicidad, fue publicada años más tarde, ofreciendo una ventana a la intensidad de su relación personal y profesional. Este intercambio epistolar, conocido como "Miquiño mío", es un testimonio de la profunda conexión intelectual y emocional que compartieron.
Trágicamente, su legado también se entrelaza con periodos tumultuosos de la historia española. Su hijo Jaime Quiroga y Pardo Bazán y su nieto fueron asesinados durante la Guerra Civil, un evento que marcó el fin de una era y el comienzo de otra muy diferente en España. Además, el Pazo de Meirás, propiedad de la familia Pardo Bazán, fue comprado y posteriormente regalado a Francisco Franco, convirtiéndose en un símbolo controvertido en la memoria histórica de España. Emilia Pardo Bazán falleció en 1921, y su muerte fue un evento que movilizó a miles, reflejando el gran impacto de su vida y obra. Sus contribuciones al feminismo, la literatura y la educación permanecen como un legado perdurable, inspirando a generaciones futuras a continuar la lucha por la igualdad y la justicia.
En su juventud, aunque nunca le atrajo la suerte de varas, confesó haber disfrutado del arte del buen toreo, admirando a toreros como Frascuelo y Lagartijo, quienes representaban el toreo de su tiempo. Esta anécdota refleja la complejidad de sus gustos y la amplitud de su apertura hacia las diversas manifestaciones culturales de España.
¿Si los toros son para ser vistos, hoy sería de José Tomás la Pardo Bazán?
En 1921, tal día como hoy, falleció doña Emilia Pardo Bazán y de la Rúa-Figueroa, que fue condesa, escritora, periodista y pionera del feminismo; y aficionada a los toros. (La Coruña, 1851-Madrid, 1921). Su vida fue un crisol de literatura, activismo y enseñanza, enmarcada en una época donde la voz femenina buscaba resonar con fuerza en un mundo dominado por hombres.
Desde temprana edad, Emilia mostró un interés profundo por las letras, influenciada por su padre, quien alentó su educación y le facilitó acceso a una vasta biblioteca que sería la envidia de cualquier intelectual de su tiempo. Esta base sólida la propulsó a convertirse en una figura central de la literatura española y en una defensora acérrima de la igualdad de género.
Como novelista, periodista y eventualmente como catedrática de literatura, su obra reflejaba su compromiso con los temas de su tiempo, especialmente la lucha por los derechos de la mujer. En 1910, su influencia fue crucial para permitir la admisión de mujeres en la universidad española, un logro monumental en su carrera como consejera de Instrucción Pública bajo el gobierno liberal de José Canalejas. Pardo Bazán rompió barreras en numerosos frentes: en 1905 se convirtió en la primera mujer admitida como socia en el Ateneo de Madrid, y en 1916, hizo historia al ser nombrada la primera catedrática de literatura en España. Estos logros no solo subrayan su excepcional capacidad académica sino también su perseverancia ante las estructuras patriarcales de su época.
Su vida personal estuvo marcada por un romance apasionado con el también escritor Benito Pérez Galdós. La correspondencia entre ambos, llena de fervor y complicidad, fue publicada años más tarde, ofreciendo una ventana a la intensidad de su relación personal y profesional. Este intercambio epistolar, conocido como "Miquiño mío", es un testimonio de la profunda conexión intelectual y emocional que compartieron.
Trágicamente, su legado también se entrelaza con periodos tumultuosos de la historia española. Su hijo Jaime Quiroga y Pardo Bazán y su nieto fueron asesinados durante la Guerra Civil, un evento que marcó el fin de una era y el comienzo de otra muy diferente en España. Además, el Pazo de Meirás, propiedad de la familia Pardo Bazán, fue comprado y posteriormente regalado a Francisco Franco, convirtiéndose en un símbolo controvertido en la memoria histórica de España. Emilia Pardo Bazán falleció en 1921, y su muerte fue un evento que movilizó a miles, reflejando el gran impacto de su vida y obra. Sus contribuciones al feminismo, la literatura y la educación permanecen como un legado perdurable, inspirando a generaciones futuras a continuar la lucha por la igualdad y la justicia.
En su juventud, aunque nunca le atrajo la suerte de varas, confesó haber disfrutado del arte del buen toreo, admirando a toreros como Frascuelo y Lagartijo, quienes representaban el toreo de su tiempo. Esta anécdota refleja la complejidad de sus gustos y la amplitud de su apertura hacia las diversas manifestaciones culturales de España.
¿Si los toros son para ser vistos, hoy sería de José Tomás la Pardo Bazán?