El cartel taurino en Manhattan: la huella española en Descalzos por el parque
La película
Descalzos por el parque (
Barefoot in the Park, 1967), dirigida por
Gene Saks y protagonizada por
Jane Fonda y
Robert Redford, incluye un curioso elemento decorativo que no ha pasado desapercibido para los más atentos: un cartel taurino de la
Plaza de Toros de Salamanca.
Descalzos por el parque Cartel en diferentes escenas
Este cartel, que aparece en el apartamento neoyorquino de los recién casados
Paul y Corie Bratter, anuncia una corrida con tres figuras del toreo de los años 40:
Domingo Ortega,
Carlos Arruza y
Julio Pérez "Vito". Aunque ninguna fuente en inglés analiza en profundidad este detalle, su presencia parece cuidadosamente elegida para reforzar el carácter bohemio y excéntrico de
Corie, encargada de la decoración.
El cartel original, fechado en
1946 y firmado por el artista
J. Reus, ha sido identificado por coleccionistas y expertos. La
galería Chisholm Larsson de Nueva York llegó a catalogarlo, lo que confirma su autenticidad y su conexión con el cartel que aparece en la película.
El torero español
Domingo Ortega (1906–1988) fue una de las grandes figuras de su tiempo, admirado por su estilo sobrio y profundo.
Carlos Arruza (1920–1966), mexicano, fue uno de los pocos toreros extranjeros que rivalizó en popularidad con las figuras españolas. Por su parte,
Julio Pérez "Vito" tuvo una carrera más discreta, pero compartió cartel con estas figuras en plazas como
Madrid y
Salamanca.
Existen registros de corridas con estos tres toreros en
septiembre de 1946, tanto en
Salamanca como en la capital española. Estos datos confirman que el cartel no es un simple atrezzo, sino un guiño documentado y significativo.
La inclusión del cartel en un entorno urbano estadounidense de los años 60 aporta una pincelada exótica y cultural, una especie de ventana a la
España taurina desde un apartamento neoyorquino. Aunque no es central en la trama, añade profundidad visual y contexto cultural al personaje de
Corie.
Este tipo de detalles, aparentemente menores, enriquecen la narrativa cinematográfica y revelan los vínculos inesperados entre culturas. En este caso, la fiesta brava española quedó inmortalizada, aunque sea por unos segundos, en una comedia romántica del
Hollywood clásico.