Venezuela: casi 400.000 muertes violentas en 25 años de Chávez y Maduro
Publicado: Mié Sep 17, 2025 7:28 pm
Venezuela: casi 400.000 muertes violentas en 25 años de Chávez y Maduro
Desde 1999, cuando Hugo Chávez asumió la presidencia, Venezuela ha vivido un ciclo de violencia homicida que la ha colocado entre los países más inseguros del mundo. Con la posterior llegada de Nicolás Maduro, el fenómeno no se redujo, aunque sí mutó en sus formas. Según estimaciones consolidadas del Observatorio Venezolano de Violencia (OVV) y de organismos internacionales, en este cuarto de siglo se han producido entre 375.000 y 380.000 muertes violentas, una cifra que roza las 400.000 víctimas.
Un cuarto de siglo en cifras
El recuento no siempre fue uniforme. En los primeros años aún había estadísticas oficiales publicadas por el Instituto Nacional de Estadística y el Ministerio de Interior, pero a partir de 2005 las cifras comenzaron a ser fragmentarias y fue el OVV quien asumió la tarea de documentar la violencia.
1999–2004: entre 55.000 y 60.000 muertes violentas.
2005–2009: unas 70.000 muertes violentas, en pleno ascenso.
2010–2014: alrededor de 105.000 muertes violentas, con un promedio de más de 20.000 por año.
2015–2019: cerca de 110.000 muertes violentas, con el pico de 2016 que rozó los 28.000 homicidios.
2020–2023: unas 35.000 muertes violentas, en un descenso aparente.
El espejismo del descenso
La reducción de cifras desde 2018 no significa que la violencia haya desaparecido. El OVV y organizaciones como Human Rights Watch o Amnistía Internacional coinciden en que el fenómeno se transformó. Por un lado, la diáspora masiva vació barrios y ciudades de población joven, reduciendo la conflictividad. Por otro, el Estado desplegó una represión sistemática a través de cuerpos policiales como las FAES, responsables de miles de muertes registradas como “resistencia a la autoridad”.
Este maquillaje estadístico oculta ejecuciones extrajudiciales y desapariciones forzadas, lo que mantiene la violencia en niveles propios de un conflicto armado interno encubierto, aunque las cifras oficiales muestren otra cosa.
Una herida abierta
El saldo de casi 400.000 muertes violentas en 25 años retrata a una sociedad golpeada y fracturada. Venezuela no solo cargó con el colapso económico y la mayor migración de su historia reciente, sino también con un baño de sangre que ha marcado a varias generaciones. El balance no admite equívocos: bajo Chávez y Maduro, la violencia homicida se convirtió en un rasgo estructural de la vida nacional.
¿Genocidio o crimen de lesa humanidad?
Aunque la magnitud de la violencia en Venezuela pueda sugerir paralelismos con un genocidio, la definición jurídica del Convenio de 1948 lo descarta: no ha existido la intención de destruir a un grupo nacional, étnico, racial o religioso. Lo que sí han documentado la ONU y diversas ONG son crímenes de lesa humanidad, expresados en ejecuciones extrajudiciales, desapariciones forzadas y represión sistemática contra la población civil.
Desde 1999, cuando Hugo Chávez asumió la presidencia, Venezuela ha vivido un ciclo de violencia homicida que la ha colocado entre los países más inseguros del mundo. Con la posterior llegada de Nicolás Maduro, el fenómeno no se redujo, aunque sí mutó en sus formas. Según estimaciones consolidadas del Observatorio Venezolano de Violencia (OVV) y de organismos internacionales, en este cuarto de siglo se han producido entre 375.000 y 380.000 muertes violentas, una cifra que roza las 400.000 víctimas.
Un cuarto de siglo en cifras
El recuento no siempre fue uniforme. En los primeros años aún había estadísticas oficiales publicadas por el Instituto Nacional de Estadística y el Ministerio de Interior, pero a partir de 2005 las cifras comenzaron a ser fragmentarias y fue el OVV quien asumió la tarea de documentar la violencia.
1999–2004: entre 55.000 y 60.000 muertes violentas.
2005–2009: unas 70.000 muertes violentas, en pleno ascenso.
2010–2014: alrededor de 105.000 muertes violentas, con un promedio de más de 20.000 por año.
2015–2019: cerca de 110.000 muertes violentas, con el pico de 2016 que rozó los 28.000 homicidios.
2020–2023: unas 35.000 muertes violentas, en un descenso aparente.
El espejismo del descenso
La reducción de cifras desde 2018 no significa que la violencia haya desaparecido. El OVV y organizaciones como Human Rights Watch o Amnistía Internacional coinciden en que el fenómeno se transformó. Por un lado, la diáspora masiva vació barrios y ciudades de población joven, reduciendo la conflictividad. Por otro, el Estado desplegó una represión sistemática a través de cuerpos policiales como las FAES, responsables de miles de muertes registradas como “resistencia a la autoridad”.
Este maquillaje estadístico oculta ejecuciones extrajudiciales y desapariciones forzadas, lo que mantiene la violencia en niveles propios de un conflicto armado interno encubierto, aunque las cifras oficiales muestren otra cosa.
Una herida abierta
El saldo de casi 400.000 muertes violentas en 25 años retrata a una sociedad golpeada y fracturada. Venezuela no solo cargó con el colapso económico y la mayor migración de su historia reciente, sino también con un baño de sangre que ha marcado a varias generaciones. El balance no admite equívocos: bajo Chávez y Maduro, la violencia homicida se convirtió en un rasgo estructural de la vida nacional.
¿Genocidio o crimen de lesa humanidad?
Aunque la magnitud de la violencia en Venezuela pueda sugerir paralelismos con un genocidio, la definición jurídica del Convenio de 1948 lo descarta: no ha existido la intención de destruir a un grupo nacional, étnico, racial o religioso. Lo que sí han documentado la ONU y diversas ONG son crímenes de lesa humanidad, expresados en ejecuciones extrajudiciales, desapariciones forzadas y represión sistemática contra la población civil.