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Llega una nueva forma de guerra: los drones han cambiado y cambiarán para siempre la guerra

En la Guerra de Crimea, a mediados del siglo XIX, el campo de batalla se transformó de forma decisiva: por primera vez, la prensa ilustrada cubría el frente, el telégrafo aceleraba las órdenes y Florence Nightingale organizaba la atención sanitaria a los heridos, anticipando lo que décadas después cristalizaría en la Cruz Roja. Era el nacimiento de una guerra moderna, con su correlato de humanidad organizada para mitigar el sufrimiento. Hoy, más de siglo y medio después, los drones señalan otro cambio de era: esta vez no hay lámparas ni vendajes, sino sensores, algoritmos y decisiones letales tomadas a kilómetros de distancia. La guerra ha dejado de ser cuerpo a cuerpo, pero no ha dejado de matar.

Mirar, chavales, ya no hace falta ni pegar tiros. Pones una muralla de drones como si fueran farolas y ves todo. TODO. Antes mandabas un tío con prismáticos, ahora mandas un insecto con hélice y te ahorras el café.

Eso de los drones porta-ametralladoras... una locura. Yo vi un vídeo el otro día que parecía de ciencia ficción: un bicho rodando por el barro, con una torreta encima, y disparando solo. Y lo peor: acierta.

Lo del Mar Negro es pa' verlo. Los ucranianos te lanzan una lancha sin patrón, cargadita de explosivos, y le revientan la popa a un buque ruso de mil millones. Barco con radar de última generación y ¡pum!, por un kayak con WiFi.

El servicio militar hecho da derecho a meter baza; y lo que sí os digo es que los que a mí me flipan son esos cacharros que van por tierra, en plan mochileros motorizados. Te llevan munición, te recogen heridos… ¡incluso te suben unas latas de fabada si hace falta! Y sin quejarse, ¿eh?

Si me preguntas a mí, esto ya no es guerra, esto es una rave de robots. Te digo más: al final, va a quedar un ejército de drones contra otro, y los humanos mirando por la tele. Como en los videojuegos, pero con funerales.

Los portaviones van a servir para llevar drones, nada más.

Y ojo, que no es sólo que los usen… ¡es cómo los fabrican! Con cuatro piezas de AliExpress, los tipos montan enjambres. No hace falta Boeing ni Lockheed, con un friki y una impresora 3D haces la fiesta.

Antes mandabas a dos patrullas a limpiar una zona, ahora te tiran un dron con altavoz y te grita: “¡salid con las manos en alto!”. Y si no sales, te cae la bomba en la caseta del perro.

No hay que ser Einstein, macho. Si tú tienes un dron que ve de noche, aguanta el viento y te marca al enemigo... pues el que va con prismáticos y casco de hierro, está frito. La guerra ya no es de valientes, es de routers.