Cuando la bravura es herencia y ciencia: el toro bravo como raza singular
Publicado: Mié Jun 04, 2025 5:53 pm
Cuando la bravura es herencia y ciencia: el toro bravo como raza singular
Durante su intervención en Viajando con Chester, Risto Mejide sostuvo que el toro bravo no constituye una raza propia, sino una invención cultural sin base científica. Su afirmación, lanzada como réplica a Estrella Morente, ignora los estudios genéticos, endocrinos y morfológicos que avalan la singularidad biológica del toro de lidia. Muy lejos de ser una mera construcción simbólica, este animal representa una de las aportaciones más originales de la zootecnia española.
Las evidencias científicas respaldan esta afirmación
Frente a esa visión reduccionista, la ciencia y la historia del campo revelan otra realidad. No es solo un animal bravo: el toro de lidia es una raza bovina única en el mundo, moldeada durante siglos por el criterio selectivo de los ganaderos. Lejos de ser una variedad más del ganado vacuno, posee un conjunto de rasgos genéticos, morfológicos y conductuales que lo convierten en una creación zoológica tan específica como fascinante.
Estudios científicos recientes confirman lo que la experiencia del campo ya intuía: el toro bravo presenta una riqueza genética superior a muchas razas bovinas europeas. Esta diversidad interna, visible en la gran variedad de encastes, es fruto de una selección humana centrada no solo en la bravura, sino también en la morfología, la resistencia física y el comportamiento en entornos naturales.
Desde el punto de vista biológico, uno de los aspectos más llamativos es su respuesta al estrés. Investigaciones neuroendocrinas han demostrado que el toro de lidia libera altos niveles de betaendorfinas y encefalinas, sustancias naturales que le permiten soportar el dolor y mantener la actividad durante la lidia. Esta adaptación es propia y no compartida por otras razas bovinas.
El resultado es un animal con una musculatura poderosa, perfil cóncavo, extremidades robustas y un sistema nervioso especialmente reactivo. Estas características han sido estudiadas por veterinarios especialistas como don Julio Fernández Sanz, quien afirma que “el toro de lidia es la mayor aportación genuina de la zootecnia española al mundo”, y defiende su condición como raza perfectamente definida por su comportamiento, su genética y su función.
El toro de lidia, así entendido, no es solo una pieza de la cultura: es también un reservorio genético de alto valor y un ejemplo de biodiversidad ganadera. Su existencia conecta la tradición con la ciencia, el paisaje con la selección genética, y la emoción con la razón.
Durante su intervención en Viajando con Chester, Risto Mejide sostuvo que el toro bravo no constituye una raza propia, sino una invención cultural sin base científica. Su afirmación, lanzada como réplica a Estrella Morente, ignora los estudios genéticos, endocrinos y morfológicos que avalan la singularidad biológica del toro de lidia. Muy lejos de ser una mera construcción simbólica, este animal representa una de las aportaciones más originales de la zootecnia española.
Las evidencias científicas respaldan esta afirmación
Frente a esa visión reduccionista, la ciencia y la historia del campo revelan otra realidad. No es solo un animal bravo: el toro de lidia es una raza bovina única en el mundo, moldeada durante siglos por el criterio selectivo de los ganaderos. Lejos de ser una variedad más del ganado vacuno, posee un conjunto de rasgos genéticos, morfológicos y conductuales que lo convierten en una creación zoológica tan específica como fascinante.
Estudios científicos recientes confirman lo que la experiencia del campo ya intuía: el toro bravo presenta una riqueza genética superior a muchas razas bovinas europeas. Esta diversidad interna, visible en la gran variedad de encastes, es fruto de una selección humana centrada no solo en la bravura, sino también en la morfología, la resistencia física y el comportamiento en entornos naturales.
Desde el punto de vista biológico, uno de los aspectos más llamativos es su respuesta al estrés. Investigaciones neuroendocrinas han demostrado que el toro de lidia libera altos niveles de betaendorfinas y encefalinas, sustancias naturales que le permiten soportar el dolor y mantener la actividad durante la lidia. Esta adaptación es propia y no compartida por otras razas bovinas.
El resultado es un animal con una musculatura poderosa, perfil cóncavo, extremidades robustas y un sistema nervioso especialmente reactivo. Estas características han sido estudiadas por veterinarios especialistas como don Julio Fernández Sanz, quien afirma que “el toro de lidia es la mayor aportación genuina de la zootecnia española al mundo”, y defiende su condición como raza perfectamente definida por su comportamiento, su genética y su función.
El toro de lidia, así entendido, no es solo una pieza de la cultura: es también un reservorio genético de alto valor y un ejemplo de biodiversidad ganadera. Su existencia conecta la tradición con la ciencia, el paisaje con la selección genética, y la emoción con la razón.