David Gistau: una mirada sin complejos a la tauromaquia
Publicado: Jue Mar 06, 2025 3:47 pm
David Gistau: una mirada sin complejos a la tauromaquia
Han pasado cinco años desde la muerte de David Gistau, periodista y novelista que dejó una huella inconfundible en el panorama cultural y mediático. Sin concesiones al pensamiento uniforme, defendió sus ideas con claridad y valentía, lo que le hizo ganar tanto admiradores como detractores. Entre los muchos temas que abordó con su particular estilo, la tauromaquia ocupó un lugar destacado.
Gistau consideraba que la fiesta de los toros era una manifestación cultural de profundo arraigo y dimensión universal. Lo expresó con contundencia: "La tauromaquia es una cultura global, una nación en sí misma, un pueblo en sí mismo". Desde su perspectiva, el toreo no era solo un espectáculo, sino una tradición con un lenguaje propio que trasciende las fronteras.
Era consciente de que la tauromaquia generaba contradicciones y polémicas, pero no rehuía el debate. En una de sus reflexiones más sinceras sobre el tema, afirmó: "Te puedo decir todo esto pero, al mismo tiempo, tengo una inducción cultural que me permite aceptar lo que hacen con un toro en la plaza. Porque además, por esa misma inducción cultural, me parece que lo que le hacen no es indigno". Para Gistau, el toreo no era un asunto de simple aprobación o rechazo, sino un fenómeno enraizado en la identidad y la sensibilidad de una sociedad.
Su mirada sobre los toros no era complaciente, pero sí honesta. "Con los toros ocurre una cosa, reconozco la contradicción cultural. Te puedo decir todo esto pero, al mismo tiempo, tengo una inducción cultural que me permite aceptar lo que hacen con un toro en la plaza". Con estas palabras, sintetizaba el conflicto interno de muchos aficionados que, sin ignorar el sufrimiento del animal, reconocen la grandeza del rito taurino.
David Gistau fue, ante todo, un periodista que no temía decir lo que pensaba. En tiempos de pensamiento homogéneo y reacciones viscerales, su ausencia se nota más que nunca. La tauromaquia, como tantas otras pasiones que abordó, sigue siendo un territorio donde su voz resuena con lucidez y autenticidad.
Han pasado cinco años desde la muerte de David Gistau, periodista y novelista que dejó una huella inconfundible en el panorama cultural y mediático. Sin concesiones al pensamiento uniforme, defendió sus ideas con claridad y valentía, lo que le hizo ganar tanto admiradores como detractores. Entre los muchos temas que abordó con su particular estilo, la tauromaquia ocupó un lugar destacado.
Gistau consideraba que la fiesta de los toros era una manifestación cultural de profundo arraigo y dimensión universal. Lo expresó con contundencia: "La tauromaquia es una cultura global, una nación en sí misma, un pueblo en sí mismo". Desde su perspectiva, el toreo no era solo un espectáculo, sino una tradición con un lenguaje propio que trasciende las fronteras.
Era consciente de que la tauromaquia generaba contradicciones y polémicas, pero no rehuía el debate. En una de sus reflexiones más sinceras sobre el tema, afirmó: "Te puedo decir todo esto pero, al mismo tiempo, tengo una inducción cultural que me permite aceptar lo que hacen con un toro en la plaza. Porque además, por esa misma inducción cultural, me parece que lo que le hacen no es indigno". Para Gistau, el toreo no era un asunto de simple aprobación o rechazo, sino un fenómeno enraizado en la identidad y la sensibilidad de una sociedad.
Su mirada sobre los toros no era complaciente, pero sí honesta. "Con los toros ocurre una cosa, reconozco la contradicción cultural. Te puedo decir todo esto pero, al mismo tiempo, tengo una inducción cultural que me permite aceptar lo que hacen con un toro en la plaza". Con estas palabras, sintetizaba el conflicto interno de muchos aficionados que, sin ignorar el sufrimiento del animal, reconocen la grandeza del rito taurino.
David Gistau fue, ante todo, un periodista que no temía decir lo que pensaba. En tiempos de pensamiento homogéneo y reacciones viscerales, su ausencia se nota más que nunca. La tauromaquia, como tantas otras pasiones que abordó, sigue siendo un territorio donde su voz resuena con lucidez y autenticidad.