James McBey: arte, aventura y pasión por la tauromaquia
Publicado: Dom Dic 01, 2024 1:15 am
James McBey: arte, aventura y pasión por la tauromaquia
James McBey, conocido como "el Rembrandt de Aberdeenshire", fue un grabador y pintor escocés cuya vida extraordinaria lo llevó de los campos rurales de su Escocia natal a los desiertos del mundo árabe y las plazas de toros de España. Nació el 23 de diciembre de 1883 en Newburgh, Aberdeenshire, en circunstancias difíciles que marcaron su infancia y juventud. A pesar de estas limitaciones, McBey construyó una carrera destacada como grabador autodidacta, alcanzando el éxito internacional gracias a su destreza técnica y su estilo único. James McBey La ovación al matador
El ascenso de un maestro
Tras dejar la escuela a los 14 años para trabajar como empleado de banco, McBey dedicaba sus noches a practicar el grabado. En sus 20 años, ya había perfeccionado su arte, logrando exhibir en Londres con gran éxito. Durante la Primera Guerra Mundial, su talento lo llevó a ser designado artista oficial de guerra de la Fuerza Expedicionaria Egipcia en 1917. Sus obras de esa etapa, incluidas escenas del Sinaí y retratos como el de T. E. Lawrence (Lawrence de Arabia), son testimonio de su habilidad para capturar la vida en condiciones extremas.
El periodo de entreguerras consolidó su fama. Fue comparado con Rembrandt y Whistler, y sus grabados alcanzaron precios asombrosos en el mercado del arte. Sin embargo, la Gran Depresión de 1929 redujo drásticamente el valor de sus obras, lo que no impidió que McBey mantuviera su estatus como una figura respetada del mundo artístico. James McBey El picador derribado
McBey y la tauromaquia
McBey encontró en España una fuente inagotable de inspiración artística, especialmente en la tauromaquia. Sus grabados y dibujos taurinos capturan la intensidad y el ritual del toreo con una mirada única. Sus obras destacan por su dinamismo, donde cada línea transmite el movimiento y la tensión de la escena: la embestida del toro, la postura desafiante del torero y el clamor del público. James McBey, Las banderillas
Además de la acción en la arena, McBey también se interesó por los momentos más íntimos de la tauromaquia, como la preparación de los toreros y el ambiente festivo que rodea las corridas. Estas obras no solo documentan el espectáculo, sino que revelan su admiración por esta tradición cultural y su habilidad para conectar con el dramatismo humano.
Un legado multifacético
La vida personal de McBey fue tan compleja como su obra. Mantuvo una serie de relaciones amorosas que registró en códigos en sus diarios, descifrados por su esposa Marguerite. Aunque residió en Londres y Marruecos, McBey nunca rompió sus lazos con Escocia, regresando periódicamente a su tierra natal, donde su fe presbiteriana lo acompañó durante toda su vida. James McBey Un toro bravo
En sus últimos años, McBey vivió en Tánger, Marruecos, como parte de una comunidad artística bohemia. Allí continuó trabajando y se convirtió en una figura clave del entorno cultural. Falleció el 1 de diciembre de 1959 y fue enterrado con vistas al Estrecho de Gibraltar, un símbolo de su vida como un hombre entre mundos.
Redescubriendo a McBey
Aunque en vida fue celebrado, la fama de McBey decayó tras su muerte. Sin embargo, recientes exposiciones, como la organizada en 2023 en la Aberdeen Art Gallery, buscan devolverle el lugar que merece en la historia del arte. Su trabajo, que abarca desde paisajes árabes hasta escenas taurinas, sigue siendo un testimonio de una vida marcada por la aventura, la pasión y un compromiso inquebrantable con el arte.
James McBey es recordado no solo por su técnica inigualable, sino por su capacidad para capturar el espíritu de las personas y los lugares que marcaron su existencia.
James McBey, La suerte suprema
James McBey, conocido como "el Rembrandt de Aberdeenshire", fue un grabador y pintor escocés cuya vida extraordinaria lo llevó de los campos rurales de su Escocia natal a los desiertos del mundo árabe y las plazas de toros de España. Nació el 23 de diciembre de 1883 en Newburgh, Aberdeenshire, en circunstancias difíciles que marcaron su infancia y juventud. A pesar de estas limitaciones, McBey construyó una carrera destacada como grabador autodidacta, alcanzando el éxito internacional gracias a su destreza técnica y su estilo único. James McBey La ovación al matador
El ascenso de un maestro
Tras dejar la escuela a los 14 años para trabajar como empleado de banco, McBey dedicaba sus noches a practicar el grabado. En sus 20 años, ya había perfeccionado su arte, logrando exhibir en Londres con gran éxito. Durante la Primera Guerra Mundial, su talento lo llevó a ser designado artista oficial de guerra de la Fuerza Expedicionaria Egipcia en 1917. Sus obras de esa etapa, incluidas escenas del Sinaí y retratos como el de T. E. Lawrence (Lawrence de Arabia), son testimonio de su habilidad para capturar la vida en condiciones extremas.
El periodo de entreguerras consolidó su fama. Fue comparado con Rembrandt y Whistler, y sus grabados alcanzaron precios asombrosos en el mercado del arte. Sin embargo, la Gran Depresión de 1929 redujo drásticamente el valor de sus obras, lo que no impidió que McBey mantuviera su estatus como una figura respetada del mundo artístico. James McBey El picador derribado
McBey y la tauromaquia
McBey encontró en España una fuente inagotable de inspiración artística, especialmente en la tauromaquia. Sus grabados y dibujos taurinos capturan la intensidad y el ritual del toreo con una mirada única. Sus obras destacan por su dinamismo, donde cada línea transmite el movimiento y la tensión de la escena: la embestida del toro, la postura desafiante del torero y el clamor del público. James McBey, Las banderillas
Además de la acción en la arena, McBey también se interesó por los momentos más íntimos de la tauromaquia, como la preparación de los toreros y el ambiente festivo que rodea las corridas. Estas obras no solo documentan el espectáculo, sino que revelan su admiración por esta tradición cultural y su habilidad para conectar con el dramatismo humano.
Un legado multifacético
La vida personal de McBey fue tan compleja como su obra. Mantuvo una serie de relaciones amorosas que registró en códigos en sus diarios, descifrados por su esposa Marguerite. Aunque residió en Londres y Marruecos, McBey nunca rompió sus lazos con Escocia, regresando periódicamente a su tierra natal, donde su fe presbiteriana lo acompañó durante toda su vida. James McBey Un toro bravo
En sus últimos años, McBey vivió en Tánger, Marruecos, como parte de una comunidad artística bohemia. Allí continuó trabajando y se convirtió en una figura clave del entorno cultural. Falleció el 1 de diciembre de 1959 y fue enterrado con vistas al Estrecho de Gibraltar, un símbolo de su vida como un hombre entre mundos.
Redescubriendo a McBey
Aunque en vida fue celebrado, la fama de McBey decayó tras su muerte. Sin embargo, recientes exposiciones, como la organizada en 2023 en la Aberdeen Art Gallery, buscan devolverle el lugar que merece en la historia del arte. Su trabajo, que abarca desde paisajes árabes hasta escenas taurinas, sigue siendo un testimonio de una vida marcada por la aventura, la pasión y un compromiso inquebrantable con el arte.
James McBey es recordado no solo por su técnica inigualable, sino por su capacidad para capturar el espíritu de las personas y los lugares que marcaron su existencia.
James McBey, La suerte suprema