Matías González: guardián de la tradición taurina en Bilbao
Publicado: Mar Ago 27, 2024 7:42 pm
Matías González: guardián de la tradición taurina en Bilbao
Matías González, presidente de la Plaza de Toros de Bilbao desde 1995, es un hombre que ha dedicado gran parte de su vida a preservar la esencia y el prestigio de una de las plazas más importantes de España. A lo largo de sus más de 25 años al frente, González ha trabajado incansablemente para que Bilbao siga siendo un referente en el mundo taurino, enfrentándose a desafíos tanto internos como externos.
Desde sus primeros días en el palco, Matías González se propuso recuperar el prestigio que la plaza había perdido en opinión de muchos aficionados. Consciente del peso de la tradición, supo que un cambio abrupto podría alienar a la afición. Por ello, adoptó una estrategia de cambio gradual, basada en el rigor y la justicia, inspirándose en los presidentes que habían marcado su infancia como aficionado en los años 50 y 60.
La Plaza de Toros de Bilbao, bajo su mando, se ha caracterizado por mantener una exigencia inquebrantable tanto con los toros como con los toreros. González insiste en la importancia del trapío, la presencia y la bravura del toro, factores que, según él, son los que realmente generan la emoción necesaria en la fiesta. Esta seriedad ha convertido a la plaza en una especie de "Tourmalet" taurino, un reto que pocos toreros logran superar con éxito.
A pesar de la solidez de sus principios, González ha sabido adaptarse a los tiempos. Reconoce que la sociedad cambia, y con ella los gustos de la afición. Aunque sigue siendo estricto en su criterio, ha aprendido a ser flexible en ciertos aspectos, siempre buscando el equilibrio entre mantener la tradición y adaptarse a las nuevas realidades.
Un punto crucial en su presidencia ha sido su relación con la afición y la crítica. González ha vivido momentos de incomprensión, especialmente en sus primeros años, cuando fue apodado "el chulo del palco" por un sector de la prensa. Sin embargo, con el tiempo, ha ganado el respeto tanto de los críticos como del público, consolidando su estilo de presidencia como un modelo de rigor y justicia.
El paso del tiempo no ha ablandado a Matías González. Él mismo lo afirma con firmeza: sigue manteniendo sus propios criterios y no se deja influenciar por las presiones externas, ni siquiera por la Junta Administrativa de la plaza. Para él, cumplir con el reglamento es esencial, y no se deja llevar por el calor del momento o las demandas del público cuando estas no se ajustan a lo que él considera justo.
En 2022, con la reinauguración del renovado coso de Vista Alegre, González se enfrentó a un nuevo reto: mantener la seriedad y el rigor en un entorno completamente nuevo. Aunque la plaza ha sido modernizada y es ahora más cómoda para el público, el tipo de toro y los criterios de presidencia que han caracterizado a Bilbao seguirán siendo los mismos.
Matías González no solo se ha centrado en el presente, sino que también ha mostrado preocupación por el futuro de la fiesta en Bilbao. La crisis económica, la disminución de la asistencia y la falta de relevo generacional en la afición son problemas que él ha señalado con claridad. Para González, es crucial que tanto las instituciones como los medios de comunicación recuperen el papel que desempeñaban en los tiempos más brillantes de la plaza.
Este enfoque en el futuro es parte de su visión global sobre la tauromaquia. González cree firmemente que para que la fiesta siga viva, es necesario un toro que emocione, un espectáculo que sea diferente y que haga que el público quiera volver. Esta es la esencia de su filosofía como presidente de la plaza: mantener viva la tradición, pero siempre buscando la emoción que atraiga a nuevos aficionados.
Matías González, presidente de la Plaza de Toros de Bilbao desde 1995, es un hombre que ha dedicado gran parte de su vida a preservar la esencia y el prestigio de una de las plazas más importantes de España. A lo largo de sus más de 25 años al frente, González ha trabajado incansablemente para que Bilbao siga siendo un referente en el mundo taurino, enfrentándose a desafíos tanto internos como externos.
Desde sus primeros días en el palco, Matías González se propuso recuperar el prestigio que la plaza había perdido en opinión de muchos aficionados. Consciente del peso de la tradición, supo que un cambio abrupto podría alienar a la afición. Por ello, adoptó una estrategia de cambio gradual, basada en el rigor y la justicia, inspirándose en los presidentes que habían marcado su infancia como aficionado en los años 50 y 60.
La Plaza de Toros de Bilbao, bajo su mando, se ha caracterizado por mantener una exigencia inquebrantable tanto con los toros como con los toreros. González insiste en la importancia del trapío, la presencia y la bravura del toro, factores que, según él, son los que realmente generan la emoción necesaria en la fiesta. Esta seriedad ha convertido a la plaza en una especie de "Tourmalet" taurino, un reto que pocos toreros logran superar con éxito.
A pesar de la solidez de sus principios, González ha sabido adaptarse a los tiempos. Reconoce que la sociedad cambia, y con ella los gustos de la afición. Aunque sigue siendo estricto en su criterio, ha aprendido a ser flexible en ciertos aspectos, siempre buscando el equilibrio entre mantener la tradición y adaptarse a las nuevas realidades.
Un punto crucial en su presidencia ha sido su relación con la afición y la crítica. González ha vivido momentos de incomprensión, especialmente en sus primeros años, cuando fue apodado "el chulo del palco" por un sector de la prensa. Sin embargo, con el tiempo, ha ganado el respeto tanto de los críticos como del público, consolidando su estilo de presidencia como un modelo de rigor y justicia.
El paso del tiempo no ha ablandado a Matías González. Él mismo lo afirma con firmeza: sigue manteniendo sus propios criterios y no se deja influenciar por las presiones externas, ni siquiera por la Junta Administrativa de la plaza. Para él, cumplir con el reglamento es esencial, y no se deja llevar por el calor del momento o las demandas del público cuando estas no se ajustan a lo que él considera justo.
En 2022, con la reinauguración del renovado coso de Vista Alegre, González se enfrentó a un nuevo reto: mantener la seriedad y el rigor en un entorno completamente nuevo. Aunque la plaza ha sido modernizada y es ahora más cómoda para el público, el tipo de toro y los criterios de presidencia que han caracterizado a Bilbao seguirán siendo los mismos.
Matías González no solo se ha centrado en el presente, sino que también ha mostrado preocupación por el futuro de la fiesta en Bilbao. La crisis económica, la disminución de la asistencia y la falta de relevo generacional en la afición son problemas que él ha señalado con claridad. Para González, es crucial que tanto las instituciones como los medios de comunicación recuperen el papel que desempeñaban en los tiempos más brillantes de la plaza.
Este enfoque en el futuro es parte de su visión global sobre la tauromaquia. González cree firmemente que para que la fiesta siga viva, es necesario un toro que emocione, un espectáculo que sea diferente y que haga que el público quiera volver. Esta es la esencia de su filosofía como presidente de la plaza: mantener viva la tradición, pero siempre buscando la emoción que atraiga a nuevos aficionados.