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En el franquismo el Bilbao ganaba la Copa, era tradición, y se cumplía por orden de arriba.

Pablo Iglesias, ¡Pablo Iglesias! mandando a la mierda ¡a la mierda! a Julio Anguita ¡a Julio Anguita! Pablo Iglesias es el compañero de Sánchez, solo que ahora espera a que caiga Yolanda Díaz.

Julio Anguita es un político sobrevalorado. Lo cierto es que resucitó a un muerto, el comunismo, vestido con otro ropaje. A cambio, tuvo que derribar junto con José María Aznar a Felipe González.

Julio Anguita ha sido uno de los elementos más despreciables de la política española. Un personaje sin escrúpulos, enamorado de sí mismo, y que siempre cultivaba la "la imagen" de Julio Anguita. ¿Eso es ser auténtico? Eso es estar preso de un personaje. Ahora la estación de trenes de Córdoba la han puesto a su nombre. No le importó arrasar con un yacimiento importantísimo de la época romana, pisoteando la cultura y encareciendo incluso la obra ¿repartían comisiones? Igual que no le importó arrimarse a Fidel Castro sabiendo positivamente que Cuba vivía en la miseria, mucho peor que los rusos o los europeos de los países sometidos bajo la bota de Moscú. Julio Anguita, un tipo enamorado de sí mismo; con un ego más grande que la persona que lo soportaba, pero que triunfó en lo suyo: hacerse famoso y santón del comunismo. Aquí le homenajean los que no creen en la democracia más elemental: un hombre, un voto; una mujer, un voto.

Julio Anguita era un timador profesional: este no se movía por dinero; su recompensa era sentirse un líder de izquierda, un ideólogo; su ego era muy grande, pero no se alimentaba de dinero, solo buscaba que el pueblo le admirase como líder único, exclusivo y distinto a todos: un comunista verdadero, el último comunista de verdad.