Foros Toreros

El mascotismo en EE. UU. es un opio cultural: distrae del racismo, de la desigualdad, de los tiroteos escolares. Y sirve para mirar por encima del hombro al extranjero.

La cuestión, señores, es política. El animalismo allí fue la coartada perfecta para censurar lo hispano. No se trataba de toros, se trataba de nosotros.

En Las Vegas hubo intentos serios de montar feria. Los periodistas entraban gratis para luego publicar que éramos “sádicos”. Una operación mediática.

Pero ojo, no todo es hipocresía. Hay americanos que aman la fiesta y la estudian. El problema es la prensa, siempre buscando caricatura.

Sí, Pinueve, pero esos se cuentan con los dedos de una mano. El relato lo impone CNN, y allí un toro es poco menos que el demonio.

Los animalistas gringos no entienden la estética. Quieren medir todo en sufrimiento. No saben de rito, de símbolo, de cultura compartida. La vida sin sufrir no existe. Solo con drogas 24 horas.

Y ojo, que los animalistas locales siempre encontraron aliados dentro: asociaciones de hispanos que renegaban de sus raíces para parecer “modernos”.

Me irrita que nos llamen bárbaros mientras su policía acribilla negros en las calles. Ese es el verdadero espectáculo cruel de América.

El mascotismo es la nueva religión civil de Estados Unidos. Sustituye a la Biblia. Y como toda religión, necesita herejes: ahí entramos los taurinos.

Recuerdo un artículo en Miami Herald: nos comparaban con talibanes por ir a los toros. El mismo tono que usan ahora con los cazadores.