Me gusta que vuelva a emitirse por Canal Sur. La televisión es vital para que la gente joven vea que esto sigue vivo.

Los jueces no entran en debates morales: miran si hay insulto, difusión y daño. Si se cumplen esas tres, la sentencia cae como un estoque.

Al toro le cortan los testículos y ponen al animal a trabajar como un buey. Y mientras los tipos se beben los meados de la vaca: ¿van para líderes de algo estos en el mundo?

Si alguien hubiera apostado los gallumbos hoy, seguro que tiene que ir a pedir bragas prestadas a Jesulín: hubiera perdido todos.

Podrían enseñar oficios modernos, desde programación a diseño gráfico. Una mujer con ordenador y salario propio tiene más poder que un arsenal entero de consignas huecas y discursos rituales.

El enemigo común se llama miedo: miedo a narrar la grandeza de España y miedo a aceptar que la tauromaquia es arte mayor.

¿Y en Gibraltar? ¿qué pasa en Gibraltar? El madrileño con perro sube al Peñón convencido de que los monos harán migas con su cocker spaniel. El resultado: los monos le roban las galletas veganas del perro, y él grita indignado que llamará al consulado español.

El independentismo catalán quedó como fuerza de choque. Sánchez les dio premio, financiación y poder. Esa es la gran paradoja.

Lo bonito es que las empresas donan con libertad… la misma libertad que tiene un pez dentro de la pecera.

Esto me da un rechazo visceral. Un trozo de jamón ibérico me habla de mi tierra, un grillo frito me habla de decadencia. No es gastronomía, es castigo.