Don Alfredo Gallegos "El padre Pistolas": un sacerdote con pistola, fe y toros
Publicado: Vie Oct 31, 2025 9:54 am
Don Alfredo Gallegos "El padre Pistolas": un sacerdote con pistola, fe y toros
En tiempos de miedo y corrección política, el padre Jesús Alfredo Gallegos Lara, mejor conocido como el Padre Pistolas, se ha convertido en una figura incómoda para muchos y admirada por miles.
Originario de Tarimoro, Guanajuato, y párroco en Chucándiro, Michoacán, este sacerdote desafía tanto al narco como a la agenda woke 2030 que intenta importar ideas ajenas al campo mexicano, incluida la condena a la tauromaquia, esa expresión cultural que él defiende con la misma pasión con que empuña su pistola. Desde hace más de tres décadas, el Padre Pistolas predica entre los cerros de Michoacán, una de las zonas más castigadas por la violencia. Lleva siempre un arma bajo la sotana, no como adorno, sino como símbolo de resistencia: la fe armada frente al crimen. Esa decisión —y su manera directa de hablar— le valieron sanciones eclesiásticas en 2022, cuando la Iglesia lo suspendió por oficiar misas armado. Pero volvió al altar en febrero de 2024 con el mismo temple y una sonrisa. Sus feligreses lo esperaban como a un caudillo que vuelve del exilio.
En las redes, el cura se volvió fenómeno. Sus videos en YouTube, TikTok y Facebook se comparten miles de veces. Allí lo vemos bendiciendo al ganado, bromeando con los niños o cantando corridos rancheros. Pero también denunciando sin miedo a los políticos corruptos, a los cobardes que se doblan ante el narco y a los "animalistas de Hollywood", como los llama, que pretenden imponer desde la alfombra roja su moral urbana sobre el campo mexicano.
Para el padre Gallegos, los toros forman parte del alma rural y cultural, igual que las fiestas patronales o los gallos. “Los gringos tienen rodeos, nosotros tenemos toros. Que se ocupen de sus guerras”, dice con humor ácido y sabiduría criolla. Su defensa de la tauromaquia no nace de romanticismo, sino de una convicción: que la cultura del toro es también una cultura del valor, del sacrificio y de la verdad frente al dolor.
El 10 de julio de 2025 celebró su 74 cumpleaños al estilo ranchero, rodeado de su gente, con música, risas y olor a pólvora. Un héroe extraño para los tiempos modernos: cura, pistolero y defensor del toro. Para muchos, un símbolo de resistencia mexicana frente a la violencia y frente a la manipulación emocional que llega disfrazada de compasión “woke”.
Y para otros, simplemente un hombre que predica con el ejemplo y no con el miedo.
En tiempos de miedo y corrección política, el padre Jesús Alfredo Gallegos Lara, mejor conocido como el Padre Pistolas, se ha convertido en una figura incómoda para muchos y admirada por miles.
Originario de Tarimoro, Guanajuato, y párroco en Chucándiro, Michoacán, este sacerdote desafía tanto al narco como a la agenda woke 2030 que intenta importar ideas ajenas al campo mexicano, incluida la condena a la tauromaquia, esa expresión cultural que él defiende con la misma pasión con que empuña su pistola. Desde hace más de tres décadas, el Padre Pistolas predica entre los cerros de Michoacán, una de las zonas más castigadas por la violencia. Lleva siempre un arma bajo la sotana, no como adorno, sino como símbolo de resistencia: la fe armada frente al crimen. Esa decisión —y su manera directa de hablar— le valieron sanciones eclesiásticas en 2022, cuando la Iglesia lo suspendió por oficiar misas armado. Pero volvió al altar en febrero de 2024 con el mismo temple y una sonrisa. Sus feligreses lo esperaban como a un caudillo que vuelve del exilio.
En las redes, el cura se volvió fenómeno. Sus videos en YouTube, TikTok y Facebook se comparten miles de veces. Allí lo vemos bendiciendo al ganado, bromeando con los niños o cantando corridos rancheros. Pero también denunciando sin miedo a los políticos corruptos, a los cobardes que se doblan ante el narco y a los "animalistas de Hollywood", como los llama, que pretenden imponer desde la alfombra roja su moral urbana sobre el campo mexicano.
Para el padre Gallegos, los toros forman parte del alma rural y cultural, igual que las fiestas patronales o los gallos. “Los gringos tienen rodeos, nosotros tenemos toros. Que se ocupen de sus guerras”, dice con humor ácido y sabiduría criolla. Su defensa de la tauromaquia no nace de romanticismo, sino de una convicción: que la cultura del toro es también una cultura del valor, del sacrificio y de la verdad frente al dolor.
El 10 de julio de 2025 celebró su 74 cumpleaños al estilo ranchero, rodeado de su gente, con música, risas y olor a pólvora. Un héroe extraño para los tiempos modernos: cura, pistolero y defensor del toro. Para muchos, un símbolo de resistencia mexicana frente a la violencia y frente a la manipulación emocional que llega disfrazada de compasión “woke”.
Y para otros, simplemente un hombre que predica con el ejemplo y no con el miedo.