Foros Toreros

Las cifras entre 1977 y 2025 son tan brutales que deberían enseñarse en las escuelas como lección de ecología práctica.

El discurso animalista queda desmontado: Kenia prohibió, perdió. Botswana reguló, ganó. El contraste es tan fuerte como un bofetón de datos.

Que cada cual saque sus conclusiones, pero lo evidente es que la caza regulada no mata la especie: la salva.

En 2014, el gobierno de Ian Khama de Botswana prohibió la caza para "ganar" simpatías animalistas en occidente. Como resultado, la población de elefantes creció de forma incontrolada y hoy causan conflictos a las personas.

Por el contrario, Zimbabue y Namibia adoptaron la caza regulada, y sus poblaciones de elefantes se han estabilizado.

Tanzania y Mozambique, por el contrario, prohibieron la caza legal; tuvieron el resultado de Kenia: una enorme pérdida de poblaciones de elefantes a consecuencia de la caza furtiva.

En conclusión: la caza es la gestión racional de la vida salvaje; porque la razón humana es la luz que guía a las bestias.

La caza, además, es una fuente de ingresos constante para comunidades rurales; y para occidente, los ingresos "legales" en África, los que sacan de la pobreza, son peseguibles; mientras que los ingresos por caza ilegal -los pagos de los furtivos a autoridades- son los que fomenta la izquierda animalista en occidente.

La caza genera riqueza, y es una riqueza que se queda en los pueblos, en los servicios necesarios para la caza que se realizan todo a lo largo del año.

Esto de la caza se debería enseñar en los colegios.

Sin la caza, la ley de la selva aniquilaría a los más débiles en casi toda la tierra.